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Drama migratorio resuelto: 201 colombianos deportados regresan SIN ESPOSAS tras tenso conflicto entre Petro y EE.UU. 🇨🇴
En un giro significativo que marca el fin de una breve pero intensa crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos, la Cancillería colombiana confirmó este 28 de enero el exitoso retorno de 201 ciudadanos deportados desde territorio estadounidense. Este acontecimiento representa no solo el regreso de estos connacionales sino también un paso crucial hacia la normalización de las relaciones bilaterales.
Los deportados arribaron a Bogotá en dos vuelos separados operados por la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). El primer grupo, conformado por 110 personas, aterrizó en el Aeropuerto Internacional El Dorado, seguido por un segundo contingente de 91 ciudadanos. Lo que hace particular este retorno es la manera en que se llevó a cabo, respondiendo a las exigencias del presidente Gustavo Petro sobre un «tratamiento digno» para los deportados.
El mandatario colombiano compartió evidencia fotográfica del interior de las aeronaves a través de su cuenta en la red social X, mostrando a los retornados viajando sin esposas, un aspecto que había sido central en la controversia diplomática. «Vienen nuestros connacionales desde EE.UU. libres, dignos, sin estar esposados», enfatizó Petro en su publicación.
Este desenlace marca un punto de inflexión en lo que amenazaba con convertirse en una crisis mayor, después de que Colombia inicialmente se negara a aceptar dos vuelos con deportados, lo que provocó que la administración estadounidense amenazara con restricciones de visas y otras medidas punitivas contra el país suramericano.
Más allá del retorno físico, el gobierno colombiano ha anunciado medidas concretas para la reintegración de estos ciudadanos a la sociedad. El presidente Petro reveló la estructuración de un «plan de crédito productivo, asociativo y barato para el migrante», subrayando su posición de que «el migrante no es un delincuente, es una persona humana libre».
La operación logística implicó el despliegue de dos aeronaves de la FAC que partieron desde Bogotá hacia San Diego, California, y Houston, Texas, para recoger a los colombianos deportados. Este esfuerzo coordinado demuestra la capacidad del Estado colombiano para responder a situaciones que involucran a sus ciudadanos en el exterior.
Este episodio resalta la complejidad de las relaciones migratorias entre Colombia y Estados Unidos, así como la importancia de mantener canales diplomáticos abiertos para resolver diferencias. También establece un precedente importante en cuanto al trato digno de los deportados y la responsabilidad de los estados en la protección de los derechos de sus ciudadanos, incluso en circunstancias de deportación.
La resolución de esta crisis podría marcar el inicio de un nuevo capítulo en el manejo de las deportaciones entre ambos países, con un énfasis renovado en el respeto a los derechos humanos y la dignidad de las personas migrantes. Además, el plan de reintegración económica anunciado por el gobierno colombiano podría servir como modelo para futuros programas de apoyo a deportados en la región.