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EE.UU. presiona a Colombia por resultados en lucha contra el narcotráfico
La relación entre EE.UU. y Colombia respecto a la lucha contra el narcotráfico ha sido históricamente estrecha, pero también compleja. En los últimos días, una declaración de la Sección de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley de Estados Unidos dejó claro que la administración Trump espera ver avances concretos en la erradicación de cultivos ilícitos en el país suramericano.
El 20 de marzo, la Presidencia de Colombia publicó un informe basado en la Estrategia Internacional para el Control de Estupefacientes, donde se aseguraba que Estados Unidos había exaltado los esfuerzos del Gobierno colombiano en su lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, esta afirmación fue cuestionada rápidamente por la agencia estadounidense, que emitió un contundente mensaje de advertencia.
EE.UU. pone el foco en los cultivos de coca en Colombia
“La Política Nacional de Drogas de Colombia tiene objetivos admirables, pero es momento de ver resultados”, expresó la Sección de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley de Estados Unidos a través de su cuenta oficial en la red social X (antes Twitter).
La entidad gubernamental fue más allá y señaló directamente a la cuenta de la Presidencia de Colombia, dejando claro que los altos niveles de cultivos ilícitos representan una preocupación latente para el Gobierno estadounidense.
“Debido al récord de cultivos de coca, el Gobierno necesita lograr avances inmediatos y tangibles en erradicación, para el beneficio y la seguridad de nuestras naciones”, agregó la agencia en su publicación.
Logros en interdicción vs. aumento de cultivos
Si bien el informe de la Presidencia de Colombia resalta logros importantes en materia de interdicción de drogas, como un aumento del 14 % en la incautación de cocaína en 2024 comparado con 2023, el incremento en los cultivos de coca pone en entredicho la estrategia nacional.
Según el informe, también se ha registrado un crecimiento en la incautación de precursores químicos, utilizados para la producción de cocaína. Estos avances han sido destacados como resultado de la cooperación bilateral entre Colombia y Estados Unidos, así como del diálogo político permanente entre ambas naciones.
«Estos resultados reflejan los esfuerzos bilaterales en el marco de las diversas instancias de diálogo político, el trabajo permanente entre las entidades y agencias de Colombia y Estados Unidos, y el renovado compromiso con un enfoque holístico para abordar la producción y el tráfico de cocaína», aseguró la Presidencia colombiana.
La certificación antinarcóticos en juego
Uno de los aspectos que podría verse afectado por el incremento en los cultivos ilícitos es la certificación anual que Estados Unidos otorga a los países que considera aliados en la lucha contra el narcotráfico. Este proceso, que se realiza bajo la Ley de Asistencia Exterior de 1961, es clave para que Colombia continúe recibiendo apoyo económico y militar de la nación norteamericana.
Si la administración Trump considera que Colombia no está cumpliendo con sus compromisos, podría verse afectada la cooperación bilateral en materia de seguridad y asistencia financiera.
La hoja de coca en el centro del debate
Este llamado de atención por parte de EE.UU. llega en un momento en que el Gobierno colombiano, liderado por el presidente Gustavo Petro, ha propuesto una nueva visión sobre la hoja de coca. Recientemente, la canciller Laura Sarabia pidió a la ONU en Viena que la hoja de coca sea retirada del listado de sustancias prohibidas.
Durante su intervención en la Convención de Estupefacientes, Sarabia argumentó que la planta en su estado natural no es perjudicial para la salud y que debería dejar de ser estigmatizada a nivel internacional.
“La ciencia demostrará que la hoja de coca en sí no es perjudicial para la salud”, aseguró la canciller.
Este cambio de enfoque del Gobierno Petro busca diferenciar el uso tradicional y cultural de la hoja de coca en comunidades indígenas del problema del narcotráfico, donde la planta es procesada con químicos para convertirse en cocaína.
EE.UU. presiona por medidas más contundentes
El mensaje de la agencia estadounidense deja claro que la Administración Trump no está conforme con los resultados actuales de la política antidrogas colombiana. A pesar de los avances en incautaciones, el aumento en los cultivos de coca representa un problema que Washington no está dispuesto a pasar por alto.
En este contexto, el Gobierno colombiano enfrenta una encrucijada: demostrar avances rápidos en erradicación para mantener el apoyo de EE.UU. o continuar promoviendo una visión alternativa sobre la hoja de coca en los organismos internacionales.
Lo cierto es que la relación entre ambos países seguirá marcada por la presión de Washington y la necesidad de Colombia de encontrar un equilibrio entre sus políticas soberanas y los compromisos adquiridos en la lucha contra el narcotráfico.
El próximo informe sobre la certificación antinarcóticos podría definir el futuro de la cooperación bilateral, en un momento en que el narcotráfico sigue siendo un desafío crucial para ambas naciones.