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Gobierno alista eliminación de curules del Partido Comunes
La política colombiana vive una nueva sacudida. El Gobierno Nacional, a través del Ministerio del Interior, tiene listo el borrador de un decreto que marcaría el fin de las curules otorgadas al partido Comunes, heredero político de la extinta guerrilla de las FARC. Este movimiento, que nació al amparo del Acuerdo de Paz firmado en 2016, enfrenta ahora uno de sus mayores retos: mantenerse vivo en el escenario legislativo sin la ventaja de los escaños garantizados.
Adiós a las curules especiales: cambia el mapa del Congreso
El decreto en cuestión propone eliminar el parágrafo transitorio del Decreto 1066 de 2015, que permitía a Comunes ocupar cinco curules adicionales tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes. Estas curules fueron asignadas para los periodos legislativos 2018-2022 y 2022-2026 como parte del acuerdo que buscaba reincorporar políticamente a los excombatientes.
Según el borrador oficial, el número total de curules en el Congreso será modificado:
- El Senado pasará de 108 a 102 escaños efectivos para el periodo 2026-2030, con una curul adicional en caso de que el segundo en las elecciones presidenciales decida ocuparla.
- La Cámara de Representantes también sufrirá una reducción proporcional.
Este ajuste no solo transforma la estructura del Congreso, sino que pone en jaque el futuro político de Comunes, que deberá enfrentar las elecciones legislativas de 2026 en igualdad de condiciones con otros partidos tradicionales y emergentes.
Comunes: entre la lucha política y la incertidumbre jurídica
El partido Comunes, surgido de la desmovilización de las FARC, enfrenta una carrera contrarreloj para garantizar su supervivencia jurídica. Según las normas electorales colombianas, un partido político debe alcanzar al menos el 3 % del total de votos en las elecciones legislativas para conservar su personería jurídica.
Los antecedentes no juegan a favor. En las elecciones de 2018, Comunes apenas logró 55.400 votos al Senado, lo que representó solo el 0,34 % del total. En la Cámara de Representantes, los resultados fueron similares, con 33.956 votos. Estos números, sin la garantía de las curules otorgadas por el Acuerdo de Paz, habrían sido insuficientes para mantenerse a flote.
Para las elecciones de 2022, el panorama fue aún más desalentador: solo 25.708 votos al Senado y 21.425 a la Cámara, sumando menos de 50.000 votos en total. El desgaste del movimiento es evidente.
Un partido sin base electoral sólida
Según el politólogo Yann Basset, de la Universidad del Rosario, Comunes ha logrado consolidarse institucionalmente, pero sin una base electoral sólida ni significativa. “Es un partido que se ha consolidado, pero que tiene unas bases muy estrechas, muchísimo más estrechas de lo que la antigua guerrilla pensaba, y eso augura un futuro difícil para el partido”, expresó Basset en declaraciones recogidas por El Tiempo.
Este diagnóstico refleja un problema estructural: el movimiento no logró conectar con una audiencia más amplia fuera del relato del conflicto y la firma del acuerdo de paz. Sin una narrativa renovada ni liderazgos fuertes en el escenario nacional, sus posibilidades de permanecer como una fuerza representativa son limitadas.
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¿Qué pasa si pierden la personería jurídica?
Luis Albán, representante de Comunes, reconoció la dura realidad que enfrentan. En sus palabras, “ahora, si queremos sobrevivir como partido político legal con personería jurídica, tenemos que sacar votos. Si no se logra, igual el partido no se acaba. No tendremos personería jurídica, no tendremos representación parlamentaria, pero seguiremos en la brega”.
Esto implica que, aunque pierdan su estatus legal como partido, sus integrantes podrían continuar actuando políticamente desde otros frentes o movimientos, aunque sin las herramientas institucionales que hoy poseen.
Una oportunidad para repensarse o un cierre de ciclo
La eliminación de las curules representa un giro histórico. Por un lado, responde a las críticas de sectores que consideraban injusto mantener escaños garantizados a un partido que no ha demostrado respaldo ciudadano suficiente. Por otro lado, plantea una reflexión sobre la verdadera reintegración de los excombatientes a la vida política y los retos del posconflicto en Colombia.
Con el reloj en marcha hacia las elecciones legislativas de 2026, Comunes tiene poco más de un año para reorganizarse, conectar con nuevas audiencias, fortalecer su discurso y demostrar que puede sobrevivir —y competir— sin depender del legado del Acuerdo de Paz.
Impacto en el equilibrio político nacional
Más allá del futuro de Comunes, la eliminación de estas curules también tendrá implicaciones sobre el balance político del Congreso. Reducir el número total de escaños cambiará la dinámica de representación y distribución de poder entre partidos. Además, podría abrir espacio para nuevas fuerzas políticas emergentes, especialmente en regiones donde Comunes tenía presencia gracias a los acuerdos.
Un nuevo capítulo en la política postconflicto
La salida de Comunes de las estructuras legislativas privilegiadas podría marcar el final de una etapa en la implementación del Acuerdo de Paz, pero también el inicio de una verdadera competencia democrática para sus integrantes. El reto está sobre la mesa: sobrevivir políticamente por mérito electoral, no por compromisos históricos.
Este escenario reconfigura el panorama político colombiano y obliga a los movimientos surgidos del conflicto armado a demostrar su viabilidad dentro del sistema democrático, con propuestas, votos y resultados.