Cultura
Hallan cerca de Mosul impresionante estatua de Toro Alado de 2,700 Años
En una emocionante excavación arqueológica en el norte de Irak, se ha descubierto una imponente estatua con más de 2,700 años de antigüedad. La escultura representa a una deidad asiria alada, cuyo cuerpo se ha mantenido intacto a lo largo de los milenios, a pesar de que su cabeza fue robada por saqueadores hace décadas.
El intrigante descubrimiento se realizó bajo la dirección del arqueólogo francés Pascal Butterlin, quien lideró una misión compuesta por expertos europeos e iraquíes. La figura, que mide 3.8 por 3.9 metros y pesa impresionantes 18 toneladas, está esculpida en alabastro de yeso. Representa a una deidad conocida como lamasu, caracterizada por su cabeza humana, cuerpo de toro y majestuosas alas.
La historia de esta escultura es aún más asombrosa debido a la cabeza de la deidad, que fue robada por contrabandistas en la década de 1990 y posteriormente encontrada en fragmentos. Sin embargo, el Museo Nacional de Irak se ha dedicado a la tarea de restaurar meticulosamente la cabeza de la figura, devolviéndole su antigua gloria.
Pascal Butterlin, el arqueólogo líder de la expedición, expresó su asombro ante este extraordinario hallazgo: «Nunca en mi vida había desenterrado algo tan grande». La monumentalidad de esta estatua la hace única en su género, y según Butterlin, piezas de semejante tamaño suelen encontrarse en lugares tan distantes como Egipto o Camboya.
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Lo que más ha impresionado a los expertos es el nivel de detalle en la escultura. Butterlin, profesor de arqueología de la Antigüedad de Oriente Medio en la Universidad París I Sorbona, elogió la precisión y la habilidad de los antiguos artistas asirios. La escultura fue erigida durante el reinado del rey asirio Sargón II, quien gobernó entre los años 722 y 705 a.C. Su propósito era proteger una ciudad antigua ubicada a unos 15 kilómetros al norte de Mosul, en Irak.
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En la mitología asiria, el lamasu era considerado uno de los seres míticos que se domesticaron para proteger y custodiar las ciudades. Se le colocaba estratégicamente en las entradas de las urbes para resguardarlas de cualquier amenaza. Este hallazgo no solo arroja luz sobre la antigua cultura asiria, sino que también proporciona evidencia de su avanzada destreza en la escultura y la adoración de deidades protectoras.
El descubrimiento de esta estatua es un testimonio de la importancia de la arqueología en la preservación de la historia y la cultura de la humanidad. También resalta la necesidad de proteger y preservar sitios arqueológicos en regiones afectadas por conflictos, donde el saqueo y el vandalismo han dañado gravemente el patrimonio cultural.
La noticia de este hallazgo ha despertado el interés de la comunidad arqueológica y del público en general, ofreciendo una ventana al pasado glorioso de Mesopotamia. A medida que se continúe investigando y restaurando esta asombrosa escultura, seguramente surgirán nuevos detalles sobre su historia y su significado en la civilización asiria.
Este descubrimiento también subraya la importancia de la cooperación internacional en la protección y recuperación del patrimonio cultural en zonas de conflicto. La colaboración entre arqueólogos europeos e iraquíes fue fundamental para llevar a cabo esta exitosa excavación y restauración.
En un mundo marcado por la destrucción y la pérdida de valiosos tesoros arqueológicos, el hallazgo de la estatua del toro alado asirio es un recordatorio de la riqueza cultural que yace bajo la tierra, esperando pacientemente a ser descubierta y apreciada por las generaciones presentes y futuras. La estatua, con su esplendor y su historia, se convierte en un símbolo de la resiliencia y la perseverancia del patrimonio cultural de la humanidad.
