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Colombia

«La última sombra de Luis Alfredo Garavito: El polémico descanso en Valledupar»

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Han pasado días desde la muerte de Luis Alfredo Garavito, cuyo cuerpo yace en Medicina Legal de Valledupar, sin reclamos. El Tiempo revela detalles escalofriantes de los últimos días de este asesino serial que dejó una marca indeleble en la historia.

Garavito, conocido por sus horrendos crímenes contra más de un centenar de niños, falleció solo, su cuerpo abandonado en la morada de la indiferencia. Su última voluntad, según El Tiempo, fue descansar en Valledupar, la ciudad donde vivió sus últimos años tras las rejas.

Este oscuro pedido incluía que las honras fúnebres fueran oficiadas por un pastor evangélico cuyos detalles permanecen en las sombras. Si este último deseo se cumple, Valledupar, ciudad marcada por la música vallenata, sería el destino final del asesino, entre las opciones de los cementerios Jardines del Eccehomo y Cementerio Central.

Jardines del Eccehomo, conocido por albergar los restos de leyendas musicales como Diomedes Díaz, Martín Elías, Rafael Escalona y Kaleth Morales, podría convertirse en el último reposo de Garavito. La elección añadiría un capítulo polémico a la historia del cementerio, compartiendo terreno con figuras veneradas por los amantes de la música vallenata.

Sin embargo, el destino final de Garavito sigue siendo incierto. Aunque se rumorea que un sobrino podría reclamar el cuerpo, ninguna decisión final ha sido tomada. Otra opción contempla honras fúnebres en Valledupar con la cremación del cuerpo, entregando las cenizas a la familia.

«Si deciden enterrarlo en Valledupar, la Alcaldía donará el cajón y será enterrado en alguno de los cementerios con los cuales tiene convenio», revela una fuente en la ciudad. La incertidumbre persiste mientras la comunidad se pregunta quién se hará cargo del legado tenebroso de Garavito.

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Mientras el debate sobre el destino final del asesino se intensifica, se revela que Garavito sufría de dolencias físicas notables, consecuencia de un cáncer ocular diagnosticado años atrás. Testigos en el 2023 quedaron impactados por la transformación física de quien alguna vez fue un depredador infame.

El lugar de su muerte también añade un matiz inesperado: no fue en la cárcel, sino en un centro médico de Valledupar, donde una dolencia lo llevó al último suspiro. La ironía de morir en la misma ciudad que marcó el ocaso de su vida delictiva no pasa desapercibida.

A medida que el reloj avanza, el cuerpo de Garavito sigue sin ser reclamado, un macabro recordatorio de la soledad en la que murió. Aunque se vislumbra la posibilidad de un reclamo por parte de un pariente, la falta de una decisión concreta mantiene a la comunidad en vilo.

Valledupar, una ciudad arraigada en la cultura vallenata, se enfrenta a una encrucijada moral al considerar si permitir que el infame asesino comparta el descanso final con íconos musicales venerados. El eco de la historia aún resuena, planteando preguntas sobre la redención y el destino póstumo de quienes cometieron los crímenes más atroces.

En el corazón de la incertidumbre, la comunidad espera una resolución, cuestionándose cómo reconciliar la memoria de las víctimas con el legado oscuro de un hombre cuyo último deseo sigue resonando en los corredores de la ciudad que marcó su trágico fin.

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