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Tensión en la Mesa de Diálogos: ELN y Gobierno enfrentan crisis antes del quinto ciclo de paz

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Tensión en la Mesa de Diálogos ELN y Gobierno enfrentan crisis antes del quinto ciclo de paz

En un giro inesperado, las delegaciones del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno colombiano se encuentran inmersas en una creciente tensión antes del quinto ciclo de diálogos de paz, programado para comenzar el 1 de diciembre en Ciudad de México.

El ELN, mediante dos cartas dirigidas a los países garantes y acompañantes, ha reconocido abiertamente que la mesa de negociaciones enfrenta un momento crítico. En la primera misiva, fechada el 19 de noviembre, la guerrilla admitió un error grave: el secuestro de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista Lucho Díaz.

El líder de la delegación gubernamental, Otty Patiño, solicitó una reunión urgente con el jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, para abordar específicamente este incidente. En respuesta, el ELN rechazó cualquier ultimátum unilateral y expresó su intención de mantener la agenda ya acordada para el proceso de paz.

La guerrilla, consciente de la delicadeza de la situación, anunció su llegada al quinto ciclo en México, pero condicionó su participación a la previa definición, con la delegación gubernamental, de objetivos, temario y duración de la ronda de conversaciones. Una clara señal de la profundidad de las grietas en el proceso de paz.

En la segunda carta, fechada el 23 de noviembre, el ELN informó a los países garantes y acompañantes que la delegación se dirigía desde Caracas a México. Sin embargo, sorprendentemente, manifestaron su rechazo a reuniones pequeñas o exclusivas entre los líderes de las delegaciones, agregando un nuevo obstáculo a la ya tensa situación.

La guerrilla anunció la suspensión temporal de las actividades del Comité Nacional de la Participación de la Sociedad Civil y la interrupción de canales de comunicación en el Mecanismo de Monitoreo y Verificación del cese al fuego. Esta pausa se mantendría hasta que se resolvieran las ambigüedades que nublaban el proceso de paz.

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En un claro desafío a las circunstancias, ambas delegaciones expresaron su deseo de reunirse en Ciudad de México el próximo 30 de noviembre. Buscan superar la crisis y avanzar hacia la instalación del quinto ciclo de diálogos, manteniendo la esperanza de alcanzar un acuerdo en el espinoso tema del secuestro.

La crisis, desencadenada por el secuestro de Luis Manuel Díaz, ha evidenciado la fragilidad de la confianza entre las partes. El reconocimiento del error por parte del ELN es un paso crucial, pero las demandas de claridad y la resistencia a ultimátums plantean desafíos significativos.

La solicitud de una declaración pública previa al quinto ciclo revela la necesidad de establecer un marco claro para las discusiones venideras. Este gesto no solo busca clarificar la dirección de las conversaciones, sino también restaurar la confianza dañada entre las partes.

La posición del ELN de no aceptar reuniones exclusivas entre líderes de delegaciones añade un nuevo elemento de complejidad. Este rechazo puede interpretarse como una estrategia para evitar confrontaciones directas y garantizar un enfoque más colectivo en la resolución de las tensiones.

El anuncio de la suspensión temporal de actividades en el Comité Nacional de la Participación de la Sociedad Civil y la interrupción en el Mecanismo de Monitoreo y Verificación destaca la urgencia de abordar las preocupaciones pendientes. La sociedad civil y los observadores internacionales desempeñan un papel vital en la sostenibilidad del proceso de paz.

A medida que las delegaciones se preparan para la crucial reunión en Ciudad de México, queda en evidencia la necesidad de un compromiso genuino y una voluntad mutua de superar las diferencias. El quinto ciclo de diálogos se presenta como una oportunidad crucial para restaurar la confianza y avanzar hacia una paz duradera en Colombia.

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En medio de esta encrucijada, la comunidad internacional observa con atención, consciente de que el desenlace de esta crisis no solo afectará a Colombia, sino que también tendrá implicaciones regionales. La estabilidad y la prosperidad de toda la región están intrínsecamente ligadas a la resolución exitosa de estos diálogos de paz.

En conclusión, el quinto ciclo de diálogos entre el ELN y el Gobierno colombiano se perfila como un punto de inflexión crucial. La superación de la actual crisis requerirá no solo concesiones pragmáticas, sino también una visión compartida de un futuro pacífico para Colombia. La esperanza reside en que ambas partes puedan dejar de lado sus diferencias y avanzar hacia un acuerdo que allane el camino hacia una paz sostenible en la nación sudamericana.

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