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Estados Unidos responde con maniobras militares en Guyana, tensión en la región se dispara tras referendo venezolano
Estados Unidos ha anunciado la realización de ejercicios militares en Guyana en respuesta a las crecientes tensiones con Venezuela. La embajada estadounidense en Guyana divulgó un comunicado revelando la colaboración con la Fuerza de Defensa de Guyana y la ejecución de operaciones de vuelo el 7 de diciembre. Este movimiento, según el comunicado, busca mejorar la asociación de seguridad entre ambos países y fortalecer la cooperación regional.
La iniciativa se desencadena a raíz de un referendo en Venezuela sobre el territorio Esequibo, una región rica en petróleo que ha sido disputada durante más de un siglo entre Venezuela y Guyana. Estados Unidos ha expresado su preocupación por la situación territorial, pero también ha instado a evitar la escalada hacia la violencia o el conflicto.
Guyana, por su parte, ha declarado que sus fuerzas armadas están en estado de alerta y en comunicación con aliados, incluyendo Estados Unidos. El ministro de Relaciones Exteriores de Guyana, Hugh Todd, y su homólogo venezolano, Yván Gil, han acordado mantener canales de comunicación abiertos, a pesar de la creciente tensión.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció el martes que la petrolera estatal PDVSA emitirá licencias para la explotación de petróleo, gas y minerales en la región del Esequibo. Además, se creó una nueva zona militar a unos 100 km de la frontera, intensificando aún más las preocupaciones y las acciones diplomáticas.
Estados Unidos, a través de su portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, ha expresado su seguimiento cercano a la situación. La Casa Blanca ha destacado que apoya una resolución pacífica de la disputa y espera que se respete el laudo de 1899 hasta que las partes lleguen a un nuevo acuerdo o un órgano jurídico competente decida lo contrario.
La escalada de tensiones se ha acentuado desde el descubrimiento en 2015 de ricos yacimientos petroleros en aguas del Esequibo, situando a Guyana con las mayores reservas per cápita del mundo. La región se ha convertido en un punto crítico en el tablero geopolítico, con Estados Unidos respaldando firmemente a Guyana y manifestando su preocupación por el potencial de conflicto en la disputa territorial.
Antony Blinken, secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, ha reafirmado el apoyo inquebrantable de su país a la soberanía de Guyana. Blinken se ha comunicado directamente con el presidente guyanés, Irfaan Ali, para expresar este respaldo y hacer un llamado a una resolución pacífica del conflicto.
Además, Blinken y Ali han destacado la orden de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitida el primero de diciembre, instando a ambas naciones a abstenerse de cualquier acción que pueda agravar la situación. Este pronunciamiento de la CIJ refuerza la importancia de buscar soluciones pacíficas y evitar escaladas que pongan en riesgo la estabilidad regional.
En el panorama actual, es evidente que la situación en la región ha llegado a un punto crítico. La combinación de ejercicios militares estadounidenses, el referendo venezolano y las declaraciones provocativas de Nicolás Maduro ha generado un ambiente tenso. La comunidad internacional observa con atención mientras la diplomacia trabaja para prevenir un conflicto abierto.
Este nuevo capítulo en la disputa territorial entre Venezuela y Guyana destaca la complejidad de las relaciones geopolíticas en América Latina. La riqueza petrolera del Esequibo ha convertido esta región en un activo codiciado, lo que lleva a movimientos estratégicos y tensiones que afectan la estabilidad de toda la región.
En este contexto, la atención se centra en cómo evolucionarán los acontecimientos en los próximos días y semanas. La comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, busca una solución pacífica y espera que las partes involucradas opten por el diálogo en lugar de la confrontación militar. La estabilidad y la paz en la región dependen de la capacidad de las naciones involucradas para encontrar soluciones diplomáticas y evitar una escalada que podría tener consecuencias devastadoras para todos los países implicados.