Jorge Ortiz desata la magia de la luz en ‘Tiempo de Exposición’ en Medellín

En un rincón de Medellín, la Galería El Coleccionista abre sus puertas a la extravagante exhibición «Tiempo de Exposición», un viaje artístico de Jorge Ortiz que desafía los límites de la fotografía tradicional. Hasta el 30 de noviembre, los visitantes pueden sumergirse en una experiencia única, donde la luz se convierte en materia viva.

Jorge Ortiz, el visionario artista detrás de esta exposición, no solo despliega su talento, sino que desata un espectáculo impresionante. En un balcón, con su larga melena canosa recogida, sus ojos brillantes y su presencia magnética, Ortiz se convierte en un conductor de una ceremonia única. No es profeta ni músico, pero su habilidad para transformar el papel fotográfico en una obra de arte es nada menos que mágica.

Como sacerdote urbano, Ortiz inicia el rito, impregnando pelotas de tenis con químicos fotográficos y dejándolas rodar sobre un papel de 10 metros. Este acto aparentemente simple se convierte en una danza caótica de reacciones químicas, creando formas intrincadas, colores oxidados y texturas anárquicas. El resultado es un dibujo de luz monumental, una manifestación visual de la alquimia que Ortiz busca capturar.

«Tiempo de Exposición» es más que una exhibición; es una retrospectiva de la carrera de Ortiz desde finales de los años 70. Desde su serie pionera «Cables», donde exploró el lenguaje radical del blanco y negro en cables eléctricos, hasta la meditación visual de «Boquerón», donde las nubes se convierten en marcas azarosas del tiempo, Ortiz ha marcado su camino en la fotografía conceptual latinoamericana.

Sin embargo, la exposición también revela un cambio significativo en la práctica artística de Ortiz. Después de sus trabajos icónicos, decide dejar la cámara y sumergirse en el cuarto oscuro, explorando los fundamentos últimos de la naturaleza. En lugar de representarla en fotografías o pinturas, permite que la naturaleza se revele por sí misma, pintando con químicos los misterios inefables que no pueden ser fotografiados.

Para Ortiz, la química es solo el medio; su verdadero interés yace en la alquimia, la vida secreta e irreductible de la materia. «Tiempo de Exposición» es la culminación de esta búsqueda, una fiesta urbana donde la materia se transforma en luz, el tiempo se encarna y la magia se desata en formas orgánicas.

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La exposición, la primera individual de la Galería El Coleccionista, presenta obras tempranas de Ortiz, como dibujos del Valle de Aburrá, junto con piezas emblemáticas de su carrera. Entre ellas, se encuentran «Cables», «Boquerón», «La luz del Valle de Aburrá» y «Diafragma abierto». También se exhiben 36 intaglios en blanco sobre blanco, donde la palabra, origen de las creaciones de Ortiz, se convierte en un soporte visual de la luz que ella misma evoca.

En «Tiempo de Exposición», Ortiz desafía las convenciones artísticas, proponiendo un cuarto oscuro alquímico y mágico como metáfora de su credo artístico. Sus provocaciones son variadas, desde ejercicios de austeridad radical hasta exploraciones en la luz nocturna y el color. La exposición es un testimonio de la evolución artística de Ortiz, un maestro que sigue capturando la frescura del instante y persiguiendo la piedra filosofal de la creación.

En medio de la fiesta urbana, el gigante ser de luz creado por Ortiz se erige como testigo mayor en el observatorio de la materia que la galería se ha convertido. Respira, muta, se expande y contrae, una rareza de la selva urbana anidando en un rincón de Medellín. «Tiempo de Exposición» no solo es una muestra de arte; es un encuentro con la magia y la alquimia de Jorge Ortiz, un hombre de multitudes y un verdadero maestro del arte contemporáneo.

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