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Knicks destronan a los Celtics y sueñan con el trono del Este
El campeón cae con estrépito y Nueva York se ilusiona: los Knicks eliminan a Boston con una paliza histórica y avanzan a la final de conferencia por primera vez en 25 años.
El Madison Square Garden vivió una noche mágica, de esas que marcan época. Los New York Knicks sellaron su boleto a las Finales de la Conferencia Este tras aplastar sin piedad a los Boston Celtics en el sexto partido de la serie, con un escandaloso 119-81. Con este resultado, los Knicks cerraron la eliminatoria con un contundente 4-2, poniendo fin al reinado del campeón vigente de la NBA.
Este triunfo no solo representa un paso más hacia el anillo para la franquicia neoyorquina, sino que también es un grito de reivindicación para una ciudad que llevaba más de dos décadas sin disfrutar del éxito en playoffs. La última vez que los Knicks llegaron tan lejos fue en el año 2000, cuando nombres como Pat Ewing, Allan Houston y Latrell Sprewell lideraban un equipo que aún respiraba la mística de los 90.
Un golpe de autoridad: Knicks dominan de principio a fin
Aunque el inicio del partido fue parejo, con un primer cuarto que terminó empatado a 16 puntos, el segundo cuarto fue una auténtica masacre deportiva. Con un parcial de 38-17, los Knicks rompieron el partido y dejaron sin alma a unos Celtics completamente desfigurados. El golpe fue emocional y físico, y Boston jamás pudo recuperarse.
El brillante trabajo colectivo de los Knicks volvió a ser clave. Jalen Brunson y OG Anunoby anotaron 23 puntos cada uno, bien respaldados por Mikal Bridges (22), Karl-Anthony Towns (21) y Josh Hart, quien firmó un impresionante triple-doble de 10 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias. Hasta el joven McBride aportó desde la banca, sumando puntos cruciales y una defensa férrea que incluyó un tapón memorable a Derrick White.
La lesión de Tatum, el principio del fin
El punto de quiebre en esta serie llegó en el cuarto partido, cuando Jayson Tatum se rompió el tendón de Aquiles, una lesión devastadora que lo dejará fuera de las canchas por prácticamente toda la próxima temporada. Aunque los Celtics sacaron una victoria de orgullo en el quinto partido en Boston, la ausencia de su estrella fue una losa demasiado pesada.
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Con Tatum fuera, el técnico Joe Mazzulla apostó por ajustes de emergencia. Luke Kornet fue su carta para tratar de llenar el vacío, pero ni él ni Kristaps Porzingis (desaparecido en combate) ni un Al Horford ya veterano pudieron marcar diferencia. Jaylen Brown, que se echó el equipo al hombro, logró 20 puntos, pero no recibió el respaldo necesario. La ofensiva fue errática, el triple no entró (30% de efectividad) y la batalla en los tableros fue una humillación: 55 rebotes para los Knicks, 36 para Boston.
La caída del campeón: más allá de la eliminación
La derrota de los Celtics va más allá de quedar fuera de los playoffs. Marca el inicio de una reestructuración inminente. Con Tatum fuera y con contratos pesados como los de Porzingis y Jrue Holiday en la balanza, se avecinan decisiones complicadas en la oficina de Boston. Esta eliminación no es solo un tropiezo: es el fin de una era y el comienzo de un verano con muchas preguntas.
Además, el equipo dejó escapar una oportunidad histórica de revalidar el título, y lo hizo con una de las peores actuaciones en la historia reciente de playoffs. En el quinto partido, llegaron a fallar 45 triples, récord negativo en esta etapa de la temporada, y en el sexto, simplemente fueron borrados del mapa por un equipo con más hambre y determinación.
Nueva York vuelve a soñar: la magia está de regreso
Del otro lado, la historia es completamente diferente. Tom Thibodeau ha logrado consolidar un bloque sólido, inteligente y con corazón. Apostando por una rotación corta, ha exprimido al máximo a su quinteto titular, que responde con una química envidiable y un rendimiento sobresaliente. El fichaje de Karl-Anthony Towns ha sido clave, sumado al liderazgo indiscutible de Brunson, el alma de este equipo.
Villanova vive en Nueva York, y este grupo de jugadores forjados en el sistema universitario, ahora brilla en el escenario más grande del mundo. Con un Madison Square Garden encendido como nunca, los Knicks se preparan para enfrentar a los Indiana Pacers, verdugos del mejor equipo del Este en temporada regular. Un duelo cargado de historia y emoción.
El renacer de una franquicia histórica
La victoria sobre los Celtics no es una más. Es un hito. Los Knicks han sido durante años el hazmerreír de la NBA, víctimas de decisiones erráticas y resultados mediocres. Pero este año, algo cambió. Hay estructura, hay liderazgo, hay talento y, sobre todo, hay esperanza.
Después de 25 años, los aficionados de los Knicks vuelven a creer. No es solo una victoria deportiva, es una reivindicación emocional para una de las franquicias fundadoras de la liga. Y si algo ha quedado claro esta temporada, es que los Knicks no solo han vuelto: han vuelto para quedarse.