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Murió el Papa Francisco, el pontífice del pueblo que transformó la Iglesia

Con la partida del Papa Francisco, el mundo despide a un líder espiritual que rompió esquemas, enfrentó los abusos y renovó el rostro del Vaticano.
El Papa Francisco, el primer pontífice jesuita y latinoamericano de la historia, falleció este domingo 21 de abril a los 88 años. La noticia fue confirmada por el Vaticano a través de un comunicado conmovedor: “El Papa Francisco ha partido a la casa del Padre”. Así termina un pontificado marcado por la cercanía con los fieles, las reformas internas en la Iglesia y su incansable lucha contra los abusos.
Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, lideró la Iglesia Católica desde el 13 de marzo de 2013, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI. Durante sus más de 12 años como cabeza de la Iglesia, se convirtió en un símbolo de renovación espiritual, humana y estructural. Su liderazgo, empático pero firme, lo transformó en una de las figuras más influyentes del siglo XXI.
Un final anunciado por su delicado estado de salud
El Papa había sido hospitalizado el pasado 14 de febrero en el Hospital Gemelli de Roma, debido a una bronquitis que le dificultaba respirar. Tras varias semanas de pruebas y tratamientos, fue dado de alta el 23 de marzo. Sin embargo, su estado de salud continuó deteriorándose con el paso de los días.
El cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, fue quien anunció formalmente la noticia del fallecimiento, declarando:
«Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre.»
Desde febrero, su salud era inestable. El Vaticano había confirmado que sufría neumonía bilateral, y que su evolución era intermitente: algunos días presentaba mejoría, y otros, recaídas. El 28 de febrero, un episodio de broncoaspiración agravó su situación tras una crisis de broncoespasmo. Aún así, el Papa siguió activo: el 6 de marzo envió un audio para la oración del Santo Rosario, y durante la Semana Santa se mostró públicamente agradecido con sus fieles.
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Papa Francisco: una vida marcada por la lucha y la humildad
Jorge Bergoglio fue un hombre reservado, de fe profunda, y con una vida dedicada al servicio. Gobernó con mano firme la Arquidiócesis de Buenos Aires antes de ser elegido Papa, donde ya mostraba señales de su cercanía a los más marginados.
Fue un Papa de gestos sencillos pero poderosos: rechazó vivir en el fastuoso Palacio Apostólico, prefiriendo un modesto apartamento dentro del Vaticano. Compartía comidas con personas sin hogar y visitaba con frecuencia cárceles. Francisco llevó a la Iglesia un aire de humildad y humanismo que cautivó a millones, incluso fuera del catolicismo.
Durante su pontificado, enfrentó con valentía uno de los mayores desafíos de la Iglesia moderna: los escándalos de abuso sexual. Su enfoque fue claro: cero tolerancia. Puso en marcha reformas estructurales, promovió la transparencia financiera y apoyó a las víctimas.
Los desafíos físicos que no lo detuvieron
A pesar de múltiples problemas de salud, Francisco nunca redujo el ritmo de su misión pastoral. Desde 2022 utilizaba silla de ruedas por los dolores en la rodilla y la cadera. También sufría inflamación del colon y dificultades respiratorias. En junio de 2023 fue operado por una hernia abdominal que lo mantuvo hospitalizado 10 días.
En diciembre de ese mismo año, tuvo que cancelar su participación en la Cumbre del Clima COP28 por una bronquitis. No obstante, en septiembre realizó el viaje más largo de su pontificado, visitando Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental, Indonesia y Singapur. Su entrega pastoral fue inquebrantable.
El legado del Papa Francisco
Francisco quedará en la historia como un Papa que no temió incomodar a los sectores más conservadores de la Iglesia. Luchó por una Iglesia más inclusiva, más empática, y más comprometida con los problemas sociales y ambientales del mundo moderno. Su encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado del planeta, fue un llamado global a la conciencia ecológica.
También abogó por la inclusión de la mujer, el diálogo interreligioso, y una mayor atención a los migrantes y refugiados. En muchos aspectos, representó un cambio de era en la Iglesia Católica.
Su estilo sencillo, sus homilías directas y su enfoque en el Evangelio como guía de vida práctica tocaron a millones. En un mundo cada vez más dividido, fue un puente entre la fe y la acción social.
El adiós de un pontífice que cambió la historia
Siguiendo su voluntad, el Papa Francisco será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, y no en las grutas de San Pedro, como lo dicta la tradición. Su cuerpo será expuesto en un féretro abierto durante seis días en la Basílica Vaticana.
La Iglesia observará nueve días de luto y, en un plazo de 15 días, se convocará al cónclave en el Vaticano. Los cardenales menores de 80 años se reunirán para elegir al nuevo pontífice, quien tendrá la tarea de continuar —o desafiar— el legado de Francisco.
Hoy, el mundo despide a un Papa que no solo fue un líder espiritual, sino un reformador incansable, un pastor cercano y una voz firme frente a las injusticias. El Papa del pueblo, como lo llamaban muchos, ha partido, pero su huella quedará impresa para siempre en la historia de la humanidad y en el corazón de millones de fieles.

